España se olvida de reciclar

El reciclaje es una de las patas fundamentales de la llamada economía circular (se trata de que los residuos sean la materia prima del siguiente ciclo de producción), que aspira a lograr una mayor reutilización de las materias primas. Se trata de una cuestión de supervivencia: con unas previsiones de aumento constante de la población mundial, simplemente será imposible mantener el ritmo actual de consumo de materias primas en las próximas décadas en el planeta. Por eso se necesitan estrategias de economía circular que obliguen a sacar el máximo partido a las materias primas. 
Reciclar es por tanto imprescindible pero no es suficiente, nunca será suficiente porque por cada cubo de basura que llena el consumidor, las empresas producen 70. 

Y aunque no es suficiente, España recicla poco. Incluso ha empeorado (otra cosa más) sus cifras desde que empezó la crisis como se observa en el gráfico de EL PAÏS adjunto. Después de alcanzar un % de reciclaje del 39,7% de los residuos urbanos, actualmente andamos en unos niveles de reciclaje del 29,7%; muy lejos del objetivo de la Unión Europea de conseguir reciclar el 50% de los desechos urbanos para 2020. Y en esto, como en tantas otras cosas que tienen que ver con lo razonable, la eficiencia y la calidad de vida, Europa nos tiene que dar un tirón de orejas.

¿Y qué países creen uds. que están a la cabeza en esto del reciclaje?
Los de siempre, los ricos que viven como si fueran pobres y por eso son ricos: Dinamarca, Holanda, Suecia, Bélgica, Eslovenia, Austria y, destacada, Alemania.

Alemania ya está por encima del objetivo del 65% que la UE marca para 2035, en concreto alcanza un estimable 66,1% de reciclado de residuos, sensiblemente por encima de lo conseguido por ningún otro país. Si viaja a Alemania entenderá el porqué.

Arriba se ha dicho que la economía circular es una necesidad económica que tiene el objetivo del ahorro, pero también es una necesidad de salud pública. La generación de desechos lleva consigo la necesidad de su gestión y eliminación. Si realmente tenemos mala suerte se quemarán residuos cerca de nuestras casas. La incineración de residuos produce los mayores tóxicos conocidos: las dioxinas.
Los ayuntamientos son los competentes en la gestión de los recursos urbanos; pueden hacer mucho más y lo pueden hacer mucho mejor.  

No obstante, ya se ha dicho que aunque reciclar es necesario, no es suficiente. La idea de basura cero, zero waste en inglés,  hace referencia a un método que trata de reducir al máximo la generación de desechos. Se basa en 5 principios, en este orden:
1. Rechazar: piense si algo realmente le hace falta, si no es así, rechace su consumo.
2. Reducir: reduzca el consumo de lo que sí necesita.
3. Reusar y reparar:  Demos una nueva vida a aquello que ya no nos sirve, bien en nuestras manos, bien poniéndolo en manos de otros para los que sí es útil todavía.
4. Reciclar: Consiste en convertir en materia prima lo que desechamos.
5. Compostar: La materia orgánica puede convertirse en fertilizante para nuestras plantas o cultivos.
Desde el punto de vista colectivo implica evitar que llegue basura a los vertederos y, lo que es peor, a las incineradoras.
Zero waste en Capannori

Zero waste en San Francisco

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